Beata Laura Vicuña – 22 de enero


La imponente historia de esta niña que pactó con Dios para rescatar a su madre de las flaquezas en las que se hallaba inmersa, ofreciendo su vida por ella, revela la grandeza y el poder de un amor que supera lo imaginable. 

Ordinariamente las madres no se limitan a traer al mundo a sus hijos. A partir del instante en el que conocen que están encinta, establecen un vínculo indisoluble con ellos enlazando para siempre un destino imantado por un amor ciertamente inconmensurable. El gozo y la aflicción forman parte de una maternidad permanentemente dispuesta a dar la vida por el fruto de sus entrañas mil veces antes de verlo perecer. Pero, en ocasiones, este sentimiento es patrimonio también de los hijos, una experiencia que marcó la vida de Laura. Ella, alimentando la presencia de Dios con un estado de oración continua, se apresuró a ofrecerse a sí misma en holocausto por el ser que más estimaba en el mundo: su madre.

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